¿Porque renuncian los empleados?

Muchos Directores de Biblioteca se quejan de que sus mejores empleados renuncian casi sin dar explicación. Es un tema difícil de tratar ya que la formación de personal es una tarea extenuante y se espera que dé sus frutos por un tiempo prudencial.

Lamentablemente, muy pocos llegan a reconocer que los empleados decidieron renunciar por la modalidad de trabajo que implementa su jefe. En realidad, estas renuncias se pueden evitar sólo se necesita que el Director aprenda a manejar de manera adecuada a su personal.

Los profesionales renuncian porque su jefe:

Los sobrecarga de trabajo: se sienten presionados y obligados a superarse cada vez más, lo que indudablemente produce un desgaste que hace que el empleado replantee su rol dentro de la Unidad de Información. En verdad,  estas personas se sienten muy estresadas y su productividad comienza a bajar, no así el nivel de exigencia a la que se los somete. Por ese motivo se angustian y comienzan a extenuarse. Si se le da una mayor responsabilidad a un empleado lo justo es que se le dé un cargo acorde a la actividad que realiza y que su salario se incremente. Los empleados talentosos serán capaces de asumir nuevos desafíos, pero si se sienten sofocados decidirán irse ya que saben que son perfectamente capaces de desempeñarse en cualquier otra institución.

No reconocen sus contribuciones: es muy sencillo esperar que un empleado pueda cumplir con varias actividades a la vez y todas ellas las realice muy bien. Además, es terrible el no reconocerle todo lo que hace por el sector, no sólo realizar todas las tareas que le encomiendan sino contribuir, también, con buenas ideas. Los jefes deben recompensar a sus buenos empleados de alguna manera.

No sienten empatía por sus empleados: la mayoría de las personas que presentan su renuncia lo hacen porque su relación son su jefe es muy pobre. Otra modalidad de maltrato consiste en ignorar al otro, y eso es justamente lo que sienten, son ignorados. Es muy difícil sentirse mal, tener problemas familiares o económicos y que su jefe no le interese en lo más mínimo, que sólo este exigiendo resultados.

No cumplen con su palabra: muchas veces los jefes prometen que si el rendimiento del profesional es óptimo será recompensado con…, pero luego, simplemente, miran hacia otro lado y no cumplen con su promesa. Esto provoca cierto resentimiento de los empleados que sienten que nunca se los tiene en cuenta, ni siquiera cuando se les asegura una recompensa.

No les permiten alcanzar sus sueños: los empleados talentosos son apasionados por lo que hacen y se esmeran. Por este motivo resulta adecuado ayudarlos a alcanzar sus objetivos particulares como una muestra de reconocimiento por su esfuerzo en el trabajo. Esto produce que la productividad de este empleado beneficie aún más a su sector de trabajo, ya que trabaja con alegría, sabe que vale la pena el esfuerzo.

No desarrollan la habilidad de sus empleados: consideran que el empleado sabe lo que tiene que hacer y simplemente ejecuta acciones. No lo escucha ni apoya, ni está con él cuando sucede algo fuera de lo común. No entiende que la responsabilidad del sector no es del empleado sino suya. El acompañamiento permite el crecimiento profesional del empleado y le brinda seguridad.

No impulsan la creatividad: los empleados talentosos buscan mejorar todo el tiempo, por eso les gusta innovar, indudablemente para ello, necesitan que su jefe lo permita.

No desafían a los profesionales: los buenos jefes desafían a su personal con la finalidad de que los mismos alcancen objetivos que parecían imposibles.

Por lo tanto, si no queremos perder a los buenos empleados, tenemos que pensar que debemos tratarlos bien, apoyarlos, escucharlos, darles crédito cuando lo merecen y desarrollar un buen ambiente de trabajo. Ellos pueden encontrar un trabajo con facilidad ya que son buenos en lo que hacen, pero los jefes no siempre encuentran buenos empleados que respalden las acciones del sector.