La labor de la biblioteca para ayudar a las personas que necesitan aprender a usar tecnología

En el último año nos han pasado demasiadas cosas. Hemos abandonados nuestros espacios de trabajo y tuvimos que buscar un rincón en nuestra casa para trabajar. Hemos enfrentado la muerte por más de un año, muchos hemos perdido a nuestros seres queridos, otros no hemos enfermado y por suerte pudimos superarlos, algunos ya fuimos vacunados, otros no, hemos perdido nuestro empleo, hemos conseguido un empleo, en fin, nuestra vida cambio 180° y aún sigue cambiando. Lo único que no está cambiando es nuestra vida hoy está signada por el uso y a veces abuso de la tecnología.

Hoy estamos quebrados económicamente, muchos aún estamos aislados en nuestras casas y durante todo el año hemos sufrido ansiedad, angustia y otros padecimientos para finalmente este año regresar total o parcialmente a nuestros trabajos.

Sin embargo, antes de la pandemia, como profesionales de las ciencias de la información, hemos atravesado por una gran cantidad de cambios, todos ellos, de la mano de la tecnología.

Los cambios que hasta ahora fueron tan lentos hoy se han acelerado. Una gran parte de nuestras bibliotecas han comenzado a adquirir colecciones digitales, a reunirse con sus usuarios por videollamadas y a realizar gran cantidad de actividades de manera virtual.

Tuvimos que capacitar a nuestro personal para realizar todos estos cambios pero ¿qué pasa con nuestros usuarios?

Hoy más que nunca la tecnología y la desigualdad van de la mano. La brecha tecnológica hoy se siente mucho más que en años anteriores, ¿cómo podemos ayudar a nuestros usuarios con tantas restricciones tecnológicas?

Nuestra tarea cada día es más difícil, y esta apertura de las bibliotecas no alcanza para parar esta brecha.

Todo lo que hacemos para acercarnos a nuestros usuarios está mediado por la tecnología, sin embargo, el uso de la tecnología suele excluir a una parte de nuestros usuarios.

La pandemia aceleró la necesidad de la transformación digital de varios sectores de la sociedad. La brecha tecnológica se da en el plano educativo, económico y laboral. Cada vez hay más población pobre en nuestra sociedad, y nuestra labor social desde las bibliotecas es tratar de que esa brecha sea cada vez menor.

Por lo tanto, tenemos que intentar, ahora que hay una leve apertura en nuestras bibliotecas, de cumplir con la función social de la biblioteca e intentar ayudar a la población más vulnerable por medio de programas de alfabetización digital. Poner nuestros recursos para favorecer a la sociedad e intentar que a pesar de que quizá no cuentan con dispositivos o sólo tienen un celular puedan tener un mejor manejo de la tecnología y aprendan a hacer más cosas con la tecnología con la que cuentan, así podrán prepararse para aplicar a un buen trabajo.

Las bibliotecas siempre estuvieron abiertas para ayudar a sus usuarios, por lo tanto, no veamos esta pandemia como una brecha más, si no como una oportunidad de crecimiento y de aportar nuestros conocimientos a la sociedad.