La fatiga pandémica

La fatiga pandémica nos provoca desmotivación y una sensación de incertidumbre constante que pueden llevar a la depresión y/o ansiedad.

Ya ha pasado un año desde que la OMS declaró la pandemia mundial por el COVID 19. Hemos aprendido a estar mucho tiempo en casa, saliendo solo para atender algunos temas que no podemos resolver desde casa, no podemos ver a nuestra familia o amigos, solo a través de alguna video llamada, ya no existen los besos y abrazos ni el compartir. Es muy peligroso, debemos cuidarnos y así cuidar a nuestros afectos.

Hemos aprendido a conocernos y a conocer y a veces a entender a la familia con la que convivimos, no obstante, el encierro produjo depresión, ansiedad, problemas en casa, incluso muchas parejas decidieron separarse.

La ansiedad nos permite enfrentar peligros y sobrevivir. Las situaciones nuevas a veces causan angustia y grandes dosis de estrés y nos obliga de alguna manera a utilizar todos los recursos que tenemos disponibles para sobrevivir, sin embargo, muchas personas no lo logran y sufren algunas descompensaciones que ponen en peligro su vida.

Si bien la ansiedad nos mantiene en alerta para evitar enfermarnos de covid, el estrés si se mantiene por un tiempo prolongado produce un desorden orgánico, como problemas de sueño, alimenticios, de estados de ánimo y de cansancio crónico entre otros trastornos.

La fatiga pandémica es una serie de síntomas que derivan del covid 19 y de lo que esta pandemia representa para cada uno de nosotros. Las bibliotecas están cerradas y muchos estamos trabajando desde casa, no obstante, no todos contamos con los medios necesarios para realizar nuestra tarea ni contamos con los medios suficientes para adquirir los elementos necesarios para nuestro trabajo.

A todos nos informamos que debíamos trabajar desde casa, pero en muy contadas ocasiones nos suministraron los medios técnicos para hacerlo, pero además, no todos cuentan con conexión a Internet en casa o la tienen pero la señal termina siendo intermitente. Todas estas situaciones causan estrés, ya que entre otras cosas está en juego nuestra continuidad laboral. Sabemos que si perdemos nuestro empleo será muy difícil conseguir otro con toda esta situación que involucra a todo el planeta.

La vida cambió, para salir a la calle tenemos que usar mascarillas, llevar alcohol en gel, toallitas con bactericida, mantener distancia social, lavarnos las manos de manera continua, tener cuidado al viajar si es que debemos trasladarnos al trabajo. Tener cuidado en el trabajo, en la calle, el temor que nos causa ver una ambulancia estacionada en una calle, sentir que alguien está estornudando y otras situaciones que eran cotidianas pero que hoy cobran otro significado.

La pérdida de algún afecto, de algún compañero de trabajo, de un usuario, a veces nos paraliza y no sabemos que hacer o como lidiar con estas situaciones que lamentablemente son tan cotidianas.

Esta nueva forma de vivir nos desmotiva, nos replanteamos que debemos hacer o porque lo debemos hacer.

La fatiga pandémica es la consecuencia de largos meses de incertidumbre y de las modificaciones que hemos implementado en nuestros hábitos diarios. El miedo a la enfermedad, el aislamiento, el aburrimiento, el enfado, las quejas. Todo esto provoca en las personas sentimientos de tristeza, ansiedad, desánimo, apatía y desesperanza acerca del futuro. Hoy está más latente el vivir con rapidez porque no sabemos si vamos a tener mañana.

Por eso es necesario pensar en positivo, cuidarnos y cuidar a nuestros afectos, controlar nuestras emociones, buscar actividades que nos entusiasmen, no aislarnos, hablar con amigos y familiares, verlos en ocasiones en lugares abiertos y sobre todo cuidar el consumos diario de información, ya que tantas malas noticias nos afectan y a veces nos sumergen en un abismo del que es muy difícil recuperarnos.