Expectativas vs conocimientos

Vemos como todo cambia en el mercado laboral. Cada vez se piden más competencias y el sueldo quizá no cubre lo que se exige. No obstante, la sociedad cambia de rumbo de manera constante, al igual que la estructura de los trabajos y de las instituciones. Algo que parece no cambiar es la necesidad del dominio de las tecnologías así como el conocimiento de por lo menos un idioma.

Para sobrevivir en este mercado tan competitivo y quizá poco satisfactorio si bien es necesario contar con competencias suficientes también es necesario tener altas expectativas que acompañen el cambio.

Muchos son partidarios del cambio constante apoyados en los conocimientos y en la información. El individuo apuesta al cambio deseando alcanzar ciertas metas que le permiten diferenciarse del resto de los profesionales. Surgen así un par de preguntas: ¿qué esperamos lograr?, ¿por qué?, ¿para qué?

Tener en claro estas preguntas y poder contestarlas nos permitirá afianzarnos en nuestro trabajo e incluso, quizá, podamos aspirar a otro mejor.

No estamos diciendo que el conocimiento no es importante, al contrario, creemos que la formación es la mejor inversión que podemos realizar, pero, las expectativas de realizar determinada tarea para mejorar, por ejemplo, un servicio, nos permiten desarrollar una visión de lo que se avecina antes de que esté aquí convirtiéndonos en innovadores.

Es muy bueno y beneficioso que nos paremos en el camino como meros espectadores, preguntándonos que nos gustaría encontrar, que nos brinden, cómo nos gustaría que un producto o servicio estuviera disponible cuando lo quisiéramos demandar.

Sabemos que cada vez más surgirán trabajos para los trabajadores del conocimiento, por ese motivo, nuestras expectativas de avanzar, conocer, y visionar es fundamental. Solo los mejores y más preparados seguirán en carrera y el resto… no sabemos qué ocurrirá con los demás.

Entendemos que cada  vez más las instituciones tienden a buscar personal competitivo, innovador con habilidades para posicionar a la institución para la que trabaja. De ahí la importancia de las expectativas laborales, cada vez más altas, visionarias, para destacar sobre los demás.

Recuerde que como el paisaje social cambia de manera constante, las expectativas deben reencausarse, ser el motor que nos guíe permanentemente a realizar cosas nuevas, no sólo para nosotros o para la institución en la que nos desempeñamos, sino que permitan un crecimiento para la sociedad misma.

Nuestro interés y movimiento constante en el desarrollo de nuevos servicios y productos, serán valorados por nuestros usuarios y se convertirán en la mejor tarjeta de presentación de nosotros mismos, esa tarjeta de presentación que nos permitirá crecer profesionalmente y aspirar a cargos de mayor responsabilidad.