Existe un instante en que debe decidir su destino

Siempre pasamos por un momento decisivo, buscado o no, a todos nos llega. Es esa encrucijada en la que debemos sí o sí tomar una decisión que puede, quizá, ser clave para nuestra vida profesional.

En este mundo tan cambiante es fundamental comprender que se nos ha presentado ese instante en que podemos cambiar de manera positiva nuestra vida laboral. Son instantes que llegan de repente, sin anunciarse ni pedir permiso. Podemos tomarlos o ignorarlos, lo que sí no podemos hacer es repetirlos o considerar que podemos volver a ellos en otro momento.

Cuando ese instante se convierte en pasado ya no podemos cambiar nada. No importa que pensemos o digamos “si hubiera resuelto…” porque el instante se esfumó y ya no regresará más. Las oportunidades no se repiten, solo pueden aparecer nuevas, pero esa que dejamos pasar ya no volverá.

Necesitamos pensar y plantearnos que queremos de nuestra vida laboral. Permanecer como estamos, arriesgarnos y cambiar o simplemente hacer lo que otro nos indique que es lo mejor, ¿para nosotros o para alguien más?

El pasado y el futuro son dos tiempos que no podemos modificar. Lo que hicimos o no hicimos ya no lo podemos cambiar; podemos planificar el futuro, pero  ¿quién nos garantiza que llegara?

Solo el presente y cada uno de sus instantes es lo que tenemos como certeza, esa decisión de si nos vestiremos de blanco, azul o verde o algún otro color, ¿monocromático o combinamos?

Cuando llega esa llamada, esa reunión inesperada, esa palabra o ese silencio, la pregunta que puede abrir o no una nueva ruta laboral, ese instante, único e irrepetible es el desafío que enfrentamos y en definitiva el que decide nuestro futuro.

Es ese estar en el lugar y momento indicado para dar un salto y cambiar nuestro rumbo, nuestra meta, nuestra vida.  ¿Estamos preparados para ese instante? ¿Qué podemos hacer para prepararnos? Quizá lo más importante y recomendable es no tener miedo. Ese instante que creemos que llegó caprichosamente porque sí, en realidad es el que hemos estado buscando y por el que nos hemos estado preparando durante bastante tiempo.

Entonces, lo único que podemos hacer cuando se presenta es pensar en menos de un minuto que queremos, deseamos, esperamos de nosotros mismos. Y así  forjar ese futuro que no podremos modificar y apenas soñar ya que el futuro parece ser un tiempo un tanto lejano, casi inalcanzable.

Desde que comenzamos nuestros estudios nos preparamos para ese instante decisivo, crucial, el que marca la frontera entre un antes y un después, ese que nos dice que podemos crecer profesionalmente, soñar con mejores posiciones laborales, pero sobre todo, ese instante en que comprobamos que tenemos una muy buena trayectoria, que otros opinan que somos buenos y valiosos profesionales que merecen una buena oportunidad para desarrollar todo su potencial.