El compromiso laboral

El compromiso laboral es una decisión de cada empleado y va mucho más allá de la simpleza de cumplir con una obligación laboral.  Se puede ser un buen empleado y no comprometerse con el espacio laboral.

Sin embargo, cuando un empelado se compromete con su trabajo aporta un extra a su tarea que lo lleva a la excelencia.

Un empelado comprometido y motivado utiliza todas sus energías para alcanzar la meta, aquello que tiene un significado importante para él.

El compromiso, en realidad, no es constante, es cíclico y varía en los distintos momentos de la vida laboral. A veces depende de la trayectoria del empleado en la biblioteca.  A veces, al inicio de la relación laboral, el compromiso llega a su máxima expresión y luego decae. Puede que el empleado comience a desencantarse de su trabajo, del entorno, de la cultura organizacional, todo lo cual afectará su trabajo y lo llevará a tener una mala relación con los otros empleados, con los usuarios hasta que finalmente se aleja de su puesto laboral.

Si bien como jefe no puede obligar a sus empleados que se sientan comprometidos con su lugar de trabajo, si podría propiciar un ambiente laboral agradable que progresivamente lleve a sus empleados a sentir pertenencia y compromiso con su espacio laboral.

En sí el compromiso reposa en tres pilares que afectan a todas las personas:

  • El propósito: todos los empleados comprender y comparten los objetivos institucionales
  • El grado de autonomía: que cada empleado tiene para cumplir con ese propósito, o sea la flexibilidad en los horarios, en la compatibilización de sus funciones y su relación familiar, la posibilidad de tomar decisiones, así como asumir responsabilidades.
  • El papel del jefe inmediato: la forma en que esta figura influye en los empleados y crea y mantiene un ambiente óptimo de trabajo.

Un punto esencial para crear compromiso es la comunicación. Para saber que motiva a los empleados es fundamental que el jefe mantenga un buen canal de comunicación con ellos. El compartir pequeños hechos de la vida cotidiana y familiar crea lazos valorados por los empleados que poco a poco se transforman en un auténtico equipo de trabajo.

El diálogo les permite conocerse y encontrar puntos en común, de manera que todos sientan satisfacción por las tareas realizadas y se sientan valorados.

De esa manera las personas sienten que “pertenecen a” y esa pertenencia los motiva a participar de manera activa en la vida institucional y así es como se crea el compromiso laboral. Esa necesidad de que su familia laboral se afiance, se acreciente y se convierta en importante para cada uno de los empleados, de modo que estén dispuestos a brindar lo mejor de sí para que la institución cada día sea más importante.