“Hay que tener fe en uno mismo. Ahí reside el secreto. Aun cuando estaba en el orfanato y recorría las calles buscando qué comer para vivir, incluso entonces, me consideraba el actor más grande del mundo. Sin la absoluta confianza en sí mismo, uno está destinado al fracaso”.

Charles Chaplin

El fracaso, el fantasma que siempre nos persigue. Ese sentimiento que nos suele atormentar una y otra vez. El fracaso solo nos alcanza si no deseamos llegar a una meta con todo nuestro corazón.

¿Qué esperamos para nuestro futuro?

A veces no lo tenemos en claro, no estamos muy seguros de lo que queremos por eso nos confundimos y no avanzamos.

Debemos fijarnos metas que sean absolutamente alcanzables con esfuerzo, dedicación y ganas de superación personal constante.

¿Cómo nos vemos dentro de unos pocos años? ¿Como profesionales exitosos, que hemos contribuido a que nuestra disciplina avance y se afiance en un mundo cada vez más competitivo, o como profesionales temerosos de los cambios que continuamente nos rodean?

Si simplemente vemos pasar la vida a través de la ventana, jamás nos animaremos a impulsar cambios en nuestra profesión pero sobre todo, no nos podremos posicionar como profesionales valiosos en el mercado laboral.

¿Qué se espera de un profesional? Sobre todo, compromiso, con la profesión en sí y con el lugar en el que se desempeñan las tareas profesionales. Compromiso con los usuarios, brindar servicios de calidad, anticiparse a las demandas y lograr la satisfacción de todos aquellos que se acercan a la Biblioteca.

Podemos pasar por el mundo quejándonos por nuestra mala suerte, por nuestra necesidad de reconocimiento, por la falta de medios económicos en nuestro lugar de trabajo y por muchas cosas más. O, en cambio, podemos contarles a nuestros usuarios y a nuestros colegas que nos sentimos satisfechos con nuestros logros profesionales, que a pesar de todos los inconvenientes que podamos tener, brindamos buenos servicios, encaramos nuevos proyectos y por suerte alcanzamos buenos resultados.

Tenemos la posibilidad de mirar a nuestro entorno con ojos esperanzadores, con ganas de superación personal, con buenas iniciativas y perspectivas de futuro.

Solo vamos a fracasar en nuestra profesión si no ponemos pasión en lo que hacemos, si no entendemos que cada día es un nuevo desafío que nos permite crecer poner en práctica nuestra creatividad, innovación y todos nuestros conocimientos en acción.

El fracaso solo llega cuando bajamos los brazos y nos dejamos llevar por la corriente, cuando tenemos miedo de ser diferentes, cuando simplemente queremos ser igual a los demás.

En cambio, el éxito y la satisfacción profesional y personal viene de la mano de la intrepidez, de reconocer que a veces no podemos alcanzar las metas propuestas pero hacemos todo lo posible por ser mejores. Es en ese momento en que nos humanizamos y nos convertimos en mejores profesionales; en aquellos que han vencido las adversidades y lograron, especialmente, recobrar la confianza en sí mismos.