Discusión en el trabajo

Las jornadas laborales nos llevan a convivir bastantes horas con nuestros compañeros de trabajo. Esto puede generar conflictos con los compañeros de trabajo.

Lamentablemente estos conflictos son comunes entre los humanos. Los puntos de vista, las perspectivas, las miradas diferentes suelen provocar algunos malos entendimientos en el ambiente laboral.

Los conflictos no sólo son sinónimos de pelea y violencia, son solamente una diferencia de opinión, y se pueden transformar en una fuente de innovación y creatividad.

Ante un enfrentamiento solo existen dos posibilidades: afrontarlo o evitarlo. La verdad es que huir no parece ser una buena opción ya que el problema no desaparecerá y en la atmósfera quedará cierto resquemor que en cualquier momento producirá un nuevo enfrentamiento mucho más agresivo.

Lo más óptimo en estos casos es conocer la raíz de estas peleas. La mayoría se originan por el poder, o sea, por una mera competencia. Puede que esto ocurra por una mala comunicación interna y por una mala asignación de los roles de cada miembro del equipo de trabajo.

Cuando el problema aflora hay que resolverlo de inmediato, y en lo posible sin buscar la mediación de un superior, ya que esta supuesta solución solo dañará la imagen del profesional y resaltando su poca habilidad en el manejo de situaciones delicadas.

Cuando un problema se presenta lo más sano es solucionarlo, hablarlo con el otro y tratar de llegar a un acuerdo que permita mantener un clima de trabajo óptimo.

Para poder solucionar estos problemas lo primero que debemos hacer es colocarnos en el lugar del otro, entender su pensamiento, sus sentimientos, empatizar con su comportamiento de acuerdo a todo lo que exterioriza.

La clave para desarticular un conflicto consiste en establecer un objetivo en común con la otra persona. No hablamos de que el otro se convierta en nuestro amigo sino que creamos una relación basada en el respeto mutuo y en la cooperación.

Hay que analizar esa situación conflictiva buscando un lado positivo. Dejar de lado la hostilidad y agresión, simplemente compatibilizar las perspectivas de cada uno, de manera tal de llegar a un acuerdo que resulte cómodo y correcto para todos.

Para que el conflicto desaparezca hay que comprender la causa y para ello hay que ponerse en el lugar del otro. Determinar si los puntos de vista se corresponden con intereses o necesidades.  Los primeros son transitorios y superficiales, mientras que los segundos son más básicos y difíciles de negociar.

Lo recomendable en estos casos es disculparse y abandonar brevemente el espacio en que desempeñamos nuestras tareas y retomar el diálogo cuando volvamos a tener capacidad de autocontrol. Es el momento exacto de mejorar y establecer nuevos modelos de relación y rutinas de trabajo más efectivas.